El 7 de junio de 2025 tuve el extraordinario honor de recibir el Premio Internacional Leonardo da Vinci – El Artista Universal en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología Leonardo da Vinci, en Milán. Fue una experiencia profundamente inspiradora y gratificante estar en este ambiente rodeada de coleccionistas, curadores, periodistas y líderes culturales de todo el mundo.

Milán, una ciudad que respira arte, historia e innovación, fue el escenario perfecto para este reconocimiento. Recibir este premio en el museo más visitado de Italia, un verdadero referente de la memoria cultural, otorga a mi trabajo una resonancia que va mucho más allá de lo personal. Este galardón celebra no solo el mérito artístico, sino también la visión humanitaria que hay detrás de mis retratos: un reconocimiento a la responsabilidad que asumo como artista al dar testimonio a través de mi obra.

Durante los últimos años, mi enfoque se ha centrato en retratar a mujeres que han sobrevivido a distintos tipos de violencia y adversidad: de género, médica, institucional o vinculada a conflictos bélicos. Mi serie Retratos Femeninos: Una Mirada al Pasado es un archivo visual de historias demasiado a menudo ignoradas o silenciadas. Estos retratos no hablan solo de lo que les sucedió a estas mujeres, sino también de quiénes llegaron a ser a pesar de todo. Las pinto como merecen ser vistas: completas, dignas e intactas.

También tuve el honor de ser incluida en el libro de arte Master Artists to Collect, junto a reflexiones sobre el legado de Leonardo da Vinci. Su visión sobre el potencial humano, la creatividad y la búsqueda del conocimiento siempre me ha inspirado, y ser reconocida bajo los mismos valores de innovación, profundidad y conciencia social es un estímulo  profundamente motivador.

Mirando hacia el futuro, estoy inmersa en mi nueva serie de pinturas, llamada Retratos del Alma, que establece conexiones entre personas contemporáneas y las verdades atemporales de los relatos bíblicos. A través de estos retratos, exploro cómo las historias del pasado permanecen vivas en los rostros y las vidas de las personas hoy: ecos de resiliencia, fe y humanidad que trascienden el tiempo y el lugar.

Recibir este premio en Milán reafirma mi compromiso con el retrato ético, con contar historias que importan y con crear obras que inviten a la reflexión, la empatía y el diálogo. El arte es un puente: nos conecta a través de fronteras, generaciones y experiencias. Mi esperanza es que estos retratos continúen honrando la fortaleza del espíritu humano, al mismo tiempo inspiren a quienes los contemplen a acercarse con respeto y reconocimiento a la dignidad, el coraje y la verdad presentes en cada historia.