El 4 de abril permanecerá para siempre grabado en mi corazón como uno de los días más significativos de mi vida. En la vibrante alma artística de la ciudad de Nueva York, tuve el profundo honor de recibir el premio internacional “The New Great Masters in New York”, otorgado por la distinguida Fondazione Effetto Arte, con sede en Palermo, Italia.

La ceremonia tuvo lugar en el Sanctuary at Church of the Ascension, en Brooklyn, rodeada de un público excepcional compuesto por coleccionistas, periodistas, artistas y amantes del arte. Estar allí—escuchar mi nombre—fue una experiencia profundamente conmovedora. En ese instante, sentí el peso de cada pincelada que he dado a lo largo de estos años, cada historia que he intentado contar, cada voz silenciada que he querido honrar y cada retrato que lleva consigo un fragmento de resiliencia.

Este reconocimiento me toca más profundamente de lo que las palabras pueden expresar. No se trata solo de un logro personal, sino de un homenaje a las mujeres valientes que han inspirado mi obra. Mis retratos son mucho más que imágenes; son testimonios de fuerza, memoria y dignidad. A través de ellos, busco dar voz a vidas e historias que con demasiada frecuencia han sido ignoradas o no contadas. Mi mayor deseo es que estas obras puedan inspirar y dar luz a quienes transitan por sus propias batallas.

Ser reconocida en un escenario internacional—y especialmente en una ciudad tan viva y culturalmente rica como Nueva York—reafirma mi convicción de que el arte todavía tiene el poder de conmovernos, de decir la verdad y de transformar el corazón humano. Me motiva a seguir en este camino, utilizando el arte como un vehículo para expresar la fuerza y la perseverancia del espíritu humano.

A quienes creen en mi visión, a quienes coleccionan y comparten mi obra: gracias, desde lo más profundo de mi corazón. Este momento también les pertenece a ustedes.

Con amor y gratitud,
Séfora Camazano