Nuestra reciente visita a Paris+ par Art Basel fue una experiencia interesante y enriquecedora, aunque a la vez desafiante. Como artista figurativa, mi enfoque artístico se centra en la representación de la realidad de una manera que invite a la comprensión y la conexión con el espectador. Sin embargo, mi visita a la feria de arte me expuso a una gran cantidad de obras abstractas y conceptuales que, en su mayoría, no logré comprender ni apreciar.

Durante nuestro recorrido, algunas galerías se destacaron por su amabilidad y disposición para compartir información sobre las obras y los artistas, lo cual fue una experiencia muy positiva. Sin embargo, hubo otras galerías que parecían desinteresadas en entablar un diálogo o en explicar sus exhibiciones. Esto se convirtió en uno de los principales obstáculos, ya que la falta de información sobre muchas de las obras expuestas, particularmente las abstractas y conceptualmente desafiantes, hacía imposible entender o conectar con estas creaciones. Esa sensación de desconcierto fue compartida por otros asistentes, lo que me lleva a plantear una pregunta fundamental sobre el papel de la información y la comunicación en el arte contemporáneo. ¿Es necesario entender una obra en su totalidad para apreciarla, o el misterio y la ambigüedad son parte de su atractivo?

En Paris+ par Art Basel, me encontré con una variedad de estilos artísticos, y debo admitir que un porcentaje significativo de ellos no conectó conmigo en absoluto. Me encontré con obras que, desde mi punto de vista, parecían haber sido rescatadas del depósito de basura. Me resultaba bastante difícil comprender y aceptar que alguien pueda considerar estas obras como arte, y cómo algunas personas se gastan miles de euros en algo que además de estéticamente feo, no dice absolutamente nada, a menos que te expliquen una y otra vez el concepto del artista, que no es aparente.

Esta experiencia me hizo cuestionar la naturaleza misma del arte contemporáneo y su relación con la subjetividad. A menudo me pregunté si la exaltación de lo feo, lo horroroso o la aparente falta de habilidad técnica era una forma de desafiar las normas tradicionales de belleza y destreza artística. Experimenté una sensación de desconcierto y, en ocasiones, de que nos tomaban, los espectadores y visitantes, por «tontos». La sensación de que el arte era intencionalmente agresivo, que pretendía repeler o incluso menospreciar a aquellos que no lo entendían, fue un tema recurrente. Parecía que se planteaba un dilema: ¿es necesario entender el arte para apreciarlo, o el arte contemporáneo está adentrándose en un terreno hostil para aquellos que no están familiarizados con su lenguaje?

También reflexioné sobre la noción de valor en el arte contemporáneo. Algunas obras me llevaron a preguntarme si se trataba simplemente de utilizar objetos cotidianos o incluso basura y etiquetarlos como arte. La cuestión de si cualquiera podría hacer lo mismo surgió, y si es así, ¿qué distingue a un artista de alguien que simplemente está recogiendo objetos y llamándolos arte? Esta interrogante plantea cuestiones fundamentales sobre la autenticidad y el valor en el mundo del arte contemporáneo.

Esta visita también me hizo reflexionar sobre el reconocimiento y la protección que algunos artistas reciben, a menudo basados en la reputación o la provocación, mientras que otros artistas con un talento excepcional pueden pasar desapercibidos. El arte contemporáneo parece ser un campo donde las reglas son cuestionadas constantemente y donde el éxito y la notoriedad a veces pueden depender de la sorpresa, la controversia o el concepto, en lugar de la destreza técnica o la habilidad tradicional.

En resumen, mi visita a Paris+ par Art Basel fue una experiencia enriquecedora que me permitió cuestionar y ampliar mi visión del arte contemporáneo. Aunque algunas obras me resultaron incomprensibles o incluso agresivas, reconozco la importancia de la diversidad en la expresión artística y la libertad de explorar nuevos territorios estéticos. A pesar de ello, mi compromiso con el arte figurativo sigue siendo firme, ya que siento que es una respuesta genuina a lo que el mundo necesita y demanda en este momento.

A continuación, algunas fotos de obras que ¡sí me han gustado!

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